En un desarrollo impactante en la lucha contra el narcotráfico, el jefe de la oficina de Interpol en Paraguay fue destituido el martes en medio de la investigación en curso sobre el narco uruguayo Sebastián Marset. Este caso se extiende más allá de las fronteras de Uruguay, alcanzando implicaciones significativas en el vecino Paraguay.
La medida fue comunicada oficialmente por la Policía Nacional paraguaya, que anunció la destitución del comisario Rodolfo Fernández, jefe de la oficina de Interpol, siendo reemplazado por el comisario Víctor Hugo Flores, según indicó un comunicado oficial. Esta destitución se suma a una serie de resoluciones de la última semana que vieron a otros 17 funcionarios apartados de sus cargos y sometidos a sumario.
El caso Marset, un narcotraficante buscado activamente por las autoridades paraguayas, uruguayas y bolivianas, ha tomado un nuevo giro con la búsqueda del responsable de retirar la orden de captura contra la esposa del delincuente, Gianina García Troche, y el ex funcionario del Ministerio Público vinculado con Marset, José Estigarribia.
Las fuerzas de seguridad han reestablecido el código rojo sobre ambos sospechosos y están trabajando para determinar las implicancias de esta acción, así como para localizar al propio Marset, cuyo paradero sigue siendo desconocido.
Además de estos desarrollos, el expediente incluye a personas como Miguel Ángel Insfrán, alias «Tío Rico», extraditado desde Brasil en mayo, y su hermano, el pastor religioso José Insfrán, quien se entregó a las autoridades paraguayas el pasado 16 de noviembre.
En medio de esta compleja trama, Sebastián Marset concedió una entrevista esta semana a un periodista uruguayo en un lugar secreto. Aunque la comunicadora afirmó haber viajado a Asunción, la capital paraguaya, admitió haber realizado diversos viajes aéreos y terrestres desde allí, generando incertidumbre sobre su ubicación actual. Marset no abordó la posibilidad de entregarse, pero anticipó que su abogado está en contacto con la Fiscalía de Montevideo para negociar la presentación de sus familiares buscados, sosteniendo que estos no tienen relación con sus actividades criminales y expresando su desconfianza en los países que los buscan, a los que califica como «corruptos». Este episodio continúa siendo un desafío para las autoridades, que buscan desentrañar una red criminal de dimensiones internacionales.